Hola compañer@s.
Hoy me gustaría reflexionar acerca
del siguiente párrafo:
“Si estoy frente a un niño que
está hambriento, lo que tengo que hacer es darle comida. El niño tiene hambre y
debo responder a ese hecho: le doy pan. ¿Si no, qué hago? ¿Le digo que espere un
poco, que le voy a explicar unas cuantas cosas antes…?”
Muchas veces estamos delante de
muchos alumnos que nos están pidiendo ayuda, y nosotros no atendemos a esas
necesidades. Como maestros, principalmente tenemos que partir de esas
necesidades, independientemente de las obligaciones que tengamos que hacer. No
tenemos que dejar de lado esa necesidad porque primero le tenemos que explicar
la lección. ¡NO!, primero hacemos cualquier cosa por ayudarle, porque puede ser
que este niño está inmerso en una “selva oscura” donde no se ve nada, no
entiende nada, y ¿qué tenemos que hacer? ¿dejarle solo en medio de esa selva?
Pues no, debemos ayudarle, acompañarle para encontrar el camino de vuelta a
casa.
Si hay alguien que te pide ayuda, dásela, y no le cuentes cuentos chinos,
porque “las palabras sirven muy poco para educar, mientras que si vives lo que
te toca, si respondes a lo que se te pide que vivas, tu testimonio educa”. Los
actos que hacemos son los que cuentan, son los que transmiten la persona que
somos.
En el colegio, muchos maestros se
encierran en su mundo y de ahí no salen, pero estos no se dan cuenta que
trabajar en un colegio es trabajar conjuntamente, con los demás, ayudarse
mutuamente. Debemos dejar el egoísmo fuera de nuestro alcance porque nos impide
coger la ayuda que los otros nos dan. Cuando trabajamos con otros profesores,
lo que estamos haciendo es ayudarnos mutuamente, porque si tú tienes problemas
a la hora de dar las clases, es el otro maestro el que te puede aconsejar, el
que te puede decir cómo hacer que salgas de la clase contento e ilusionado. Hay
que escucharles, porque todo lo que te puedan contar, sus experiencias, sus
miedos, sus victorias… todo eso nos ayuda a ser mejores educadores ya que
tenemos a alguien que nos da buenos trucos para que, en base a ellos, podamos
construir los nuestros propios.
Muchas veces nos preguntamos el
porqué muchos alumnos no aprenden nada de las clases, y la razón es porque no
hay pegamento que haga que estas cosas que les explicamos se les queden
pegadas. El pegamento bueno es el interés que muestren estos alumnos hacia la
asignatura, hacia el querer saber más, hacia nosotros… y esto se puede
conseguir mediante la MOTIVACIÓN. El niño nos preguntará el porqué tienen que
estudiar, hacer los deberes… y es el entusiasmo que ponemos la razón para que
aprendan. Si nosotros entramos a clase con energía, contentos, con ganas de
trabajar… ellos, que son receptores de todo lo que somos, lo perciben, lo
interiorizan y lo llevan a cabo.
En
relación con lo anterior,
podemos darnos cuenta que cuando presentamos un tema de una forma
divertida,
lúdica, con canciones que los alumnos cantan, todo ello es un buen
método para
que aprendan el temario, conceptos nuevos… Las canciones pueden ser
buenos aliados para que los alumnos aprendan, pero no es la única forma;
también hay juegos,
entrevistas, trabajo cooperativo, debate… y todo ello fomenta el interés
de
estos por aprender e investigar.
Hoy en día debemos pasar de ser maestros
tradicionales a ser maestros innovadores, y para ello, debemos ser creativos.
Debemos tener en la cabeza millones de ideas para hacer las clases divertidas,
dinámicas, en la que los alumnos no se duerman ni se aburran, porque mediante
esta creatividad, los alumnos se motivan, y la motivación es una de las partes
más importantes para aprender de una forma fácil y segura.
Recuerdo que cuando estaba en Primaria y la maestra hacía una clase diferente a las demás, llegaba a casa con la sonrisa más grande del mundo y con unos conocimientos bien aprendidos. Ahora, como futura docente, quiero ser ese tipo de maestros que hacen que los niños se diviertan, aprendan y se sientan como en casa, en un lugar acogedor en el que se atiende a las necesidades particulares en cada momento.
También es importante destacar que la
evaluación también nos sirve para darnos cuenta de que si los
instrumentos que hemos utilizado han sido buenos, o si hay que
mejorarlos... porque si en una clase de 25 alumnos, suspenden 21, no será que
esos 21 sean "tontos", sino que tienes que revisar tu examen o
cualquier método que hayas utilizado porque será este el problema que ha llevado
a tal desastre. No siempre los alumnos son quienes suspenden un examen por no
estudiar, sino que a veces son los maestros los que no han organizado bien un
examen, y los alumnos no han sabido realizarlo correctamente. ¿Alguna vez no os ha pasado esto? Yo lo presencié en una clase en la que un alto porcentaje de los alumnos suspendieron una asignatura, y ahí se pudo ver la razón de tal desastre. Como futura maestra, si tengo un caso parecido, lo primero que haré será revisar el error que he cometido y corregirlo. Tambien hay que decir que he visto a muchos maestros que por muy alto que sea ese porcentaje, les da igual, y con esto, podemos decir que la relacion maestro-alumno no es muy buena.
Cuando decimos que el aprendizaje
debe ser una relación amorosa, nos estamos refiriendo a que el colegio debe
ser, a parte de un lugar de educación, una casa en la que los niños se sientan
a gusto, tengan afecto a los maestros, que les consideren como unos padres,
porque hay niños que la relación familiar no es buena, ya sea porque sus padres
están divorciados o porque no lo tienen…, y en el único lugar en el que estos
se sienten bien, es en la escuela, porque tratamos a los alumnos como hijos,
dándoles todo lo que necesitan, ayudándoles en todo lo que podemos, y
acompañándoles en el camino hacia su futuro los dos juntos. Con esto quiero
decir que “el colegio, cuya tarea específica es la instrucción, también se hace
cargo de ese nivel de educación que la familia ha dejado de asumir”. La escuela
es un agente educativo muy importante, pero los padres también, porque hay que recordar
que estos son los primeros educadores de sus hijos, ya que nada más nacen, son
los que están a su lado, enseñándoles sus primeros pasos, sus primeras
palabras, sus primeros gestos… Y hay veces en que estos padres, una vez los
niños entran en el colegio, se olvidan de esto, de que también son educadores.
Hay veces en que los padres tienen jornadas laborales por la tarde, por lo que los niños se quedan solos en casa, y eso no es nada bueno para ellos porque no hay nadie supervisando que hagan los deberes y no estén toda la tarde jugando a la "play".
Hay veces en que los padres tienen jornadas laborales por la tarde, por lo que los niños se quedan solos en casa, y eso no es nada bueno para ellos porque no hay nadie supervisando que hagan los deberes y no estén toda la tarde jugando a la "play".
Parece que no,
pero los padres ejercen un papel muy importante en la educación de sus hijos, y
si es necesario, los maestros podemos ayudarles, apoyarles y responsabilizarles
de los roles que tienen.
Espero que os haya gustado.
Un saludo.
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